Cortisol: esa hormona que aparece cuando la vida se pone intensa
- Data Funga
- 7 oct
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¿Viste cuando tenés mil cosas en la cabeza, tu celular no para de sonar, estás corriendo para llegar a todos lados y sentís que tu cuerpo está “EN MODO ALERTA”? Bueno, ahí, hay una hormona que se activa como si tuvieras que escapar de un tigre en la selva.
Se llama cortisol. Y aunque es muy poco probable que te esté persiguiendo un tigre, tu cuerpo no lo sabe.
El cortisol lo liberan unas glándulas que tenemos arriba de los riñones —las suprarrenales— y su trabajo principal es ayudarte a reaccionar frente a situaciones de estrés.
En tiempos antiguos era clave: si venía una amenaza real, tu cuerpo subía el cortisol para darte energía extra, mantenerte alerta y listo para pelear o salir corriendo. Literalmente, “LUCHÁ O CORRÉ POR TU VIDA".
El tema es que hoy nuestras “amenazas” no son un tigre o un oso, sino cosas como el tránsito, las notificaciones constantes, los plazos de entrega, las preocupaciones económicas o simplemente una mala noche de sueño. Y aunque no haya peligro físico, el cuerpo reacciona igual.
Se enciende. Sube el cortisol y quedás en “modo supervivencia”.
Y si esa alarma se queda encendida mucho tiempo, ahí empiezan los problemas.
Capaz te pasó: dormís mal, estás más irritable, la niebla mental es algo cotidiano, sentís el cuerpo cansado, todo te cuesta mucho más.
No es solo “estrés”. Es tu cuerpo diciendo "Tenés que bajar un par de cambios"
Porque el cortisol también regula un montón de cosas: metabolismo, presión arterial, sistema inmune, no es el villano de la historia. En relaidad es super necesario, pero tiene que estar en equilibrio.
Y acá viene lo importante: no se trata de eliminar el cortisol, sino de ayudar al cuerpo a volver a su equilibrio. A recordarle al cuerpo que no estamos corriendo de ningún tigre.
Podés regularlo haciendo pausitas en el día, algunas respiraciones profundas, manterte en movimiento, descansar, pero descansar de verdad... Podés probar también con suplementos naturales que ayudan a modular esa respuesta, como hongos adaptógenos —por ejemplo, el reishi— que colabora en bajar esos niveles cuando se disparan.
El cortisol no es tu enemigo. Es una señal. Escucharla a tiempo puede cambiar muchísimo cómo te sentís en el día a día.
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